Hace ya muchos años, cuando me hallaba inmersa en plena adolescencia, vamos lo que viene siendo una teenager en toda regla y de pura cepa, viví una situación que me encantaría compartir contigo para ilustrar muy bien el contenido de este artículo.
Era una tarde de verano y me encontraba deambulando por una tienda de una conocida marca de ropa para viajes y aventura, cuyo logo es un hombretón que mira al infinito y más allá y que posee una barba de por lo menos dos días. ¿Ya tienes ubicada la marca?
Bien, mientras miraba una de las prendas (supongo que eligiendo ropa para irme de campamento), una voz tras de mí rompió ese silencio que había entre la prenda y yo, y me dijo “Perdona, ¿tenéis una talla más de este pantalón?”. Mentalmente grité un “¿¿¿¿¿perdóóóóón????, ¿me estás diciendo que visto como si me fuese a La Ruta Quetzal?” (por cierto, siempre quise ir, un sueño truncado).
Pero lo que en realidad ocurrió fue ésto. Me di la vuelta ojiplática y con cierto aire de ofendida le dije “es que yo no trabajo aquí”. Me sentí humillada, supongo que este sentimiento me lo produjo la tontería que todo adolescente lleva de serie. Pensé, «bueno, si quiero trabajar ya sé dónde tengo que ir».
Esta historia me ayuda para contarte lo importante, no, no, espera, lo absolutamente vital que es que tu imagen sea acorde a tu negocio, puesto de trabajo… a la empresa a la que representas.
Tanto si trabajas por cuenta ajena como si lo haces por cuenta propia (aquí todavía con más motivo), tienes que, a través de tu imagen, representar a tu empresa, sus valores, su cultura, su identidad. Tú eres un elemento de venta más dentro de la empresa y es necesario que todos los elementos que la componen vayan en la misma línea, para así conseguir que la empresa se forje una fuerte marca profesional.
Por ejemplo, la imagen de una secretaria no ha de ser la misma si ésta trabaja para un bufete de abogados que si lo hace para una empresa de moda. El sector determina la imagen.
En el caso de que trabajes por cuenta propia, alinear tu imagen con tu negocio es clave. A través de ella tienes que transmitir el tipo de producto o servicio que ofreces, cuál es tu sector, tu negocio, tus aspiraciones, etc. Tiene que existir una coherencia entre lo que vendes y tu imagen. Ésta ha de estar a la altura de tu negocio, siempre.
¿Acaso te pondrías en manos de un peluquero que llevase el pelo sucio? ¿Contratarías a un guía de montaña que vistiese con traje y corbata?
No olvides, tú eres un elemento de venta muy importante y si el negocio es tuyo, eres el elemento de venta más importante que tienes. Eres embajador de tu empresa.
Aquel día de verano, de manera inconsciente, me vestí de manera alineada a lo que esta conocida marca representa y bastantes años después, me ha inspirado para escribir este artículo.
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