Una sonrisa sincera no sólo te abre puertas sino que mejora tu actitud
La sonrisa es una de las herramientas más útiles con las que contamos para comunicarnos.
Sonreír nos acerca a los demás, nos hace más agradables y predispone a las personas a vernos con simpatía.
Normalmente, aunque a veces parezca lo contrario, las personas son un espejo de lo que ven en nosotros. Nuestra actitud cambia nuestro entorno y nos cambia a nosotros. La sonrisa se contagia y genera entusiasmo.
Nuestra energía vital afecta al estado de ánimo de las personas que nos rodean
Somos todos responsables del clima que generamos con nuestra forma de ser y de comunicarnos. Una sonrisa es más que el movimiento de doce músculos en la cara, es nuestra forma de ver el mundo y las relaciones que establecemos con otras personas. Define nuestra personalidad, nuestro temperamento y nos abre puertas para empatizar con los demás.
Nuestro lenguaje no verbal también forma parte de nuestra Marca Personal.
Hablamos tanto de nuestra reputación, de esa manera de actuar que se impregna en todo lo que hacemos cada día, que se transmite en nuestras redes sociales y que llevamos con nosotros allí a dónde vamos. Por tanto, si queremos mostrar esa persona amable, sincera, cercana y fiable que llevamos dentro, si queremos mostrar nuestra “humanidad” nuestra sonrisa es una buena carta de presentación. Si nuestra Marca Personal es la de una persona cercana, la sonrisa sincera, honesta y sin artificio es nuestra compañera ideal.
¿Cómo es la sonrisa verdadera?
Sonreímos con nuestros ojos. La mayor parte de la musculatura implicada en la sonrisa está alrededor de nuestros ojos y da brillo a nuestra mirada. Sí, las personas con patas de gallo seguramente sonríen más… La buena noticia es que con el paso del tiempo esas arruguitas quedan compensadas por esa fuerza especial que adquieren nuestros ojos cuando nos acostumbramos a sonreír de verdad.
La verdadera sonrisa es abierta, con los ojos brillantes, transmite energía y es simétrica. Las sonrisas asimétricas son normalmente fingidas o al menos están forzadas socialmente. Eso ocurre porque el hemisferio cerebral derecho controla las emociones y las expresiones faciales. Eso implica que la parte izquierda de la cara sonríe con mayor facilidad que la derecha. Debemos recordar que la parte izquierda está controlada por el hemisferio derecho del cerebro y viceversa.
Las sonrisas de mentira son asimétricas porque la parte izquierda suele tener más facilidad para generar una sonrisa falsa que la derecha.
La sonrisa no sólo se ve, se oye
Cuando sonreímos desde el otro lado del teléfono se nota. Por ello muchas empresas obligan a las personas que atienden a sus clientes por teléfono a sonreír. La gesticulación del rostro cuando sonreímos afecta a nuestra voz y nos motiva.
La sonrisa no sólo cambia el estado de ánimo de quién nos rodea, también cambia el nuestro y nos predispone a sentirnos mejor.
Vale la pena sacarse la máscara triste y aprender a sonreír de verdad.
Gracias por leer mi post.
SALUDOS
BELÉN EGEA.
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