Por mucho que nos empeñemos quienes nos dedicamos a esto del protocolo en aclarar una y otra vez que no es correcto utilizar la expresión “saltarse el protocolo” para referirse a la cordialidad o naturalidad con la que actúan determinadas autoridades y personalidades en sus apariciones públicas, seguimos comprobando casi, día tras día, cómo la citada expresión sigue apareciendo en los medios.
Casos como el del Papa Francisco, la reina Máxima de Holanda o los duques de Cambridge son solo algunos de los ejemplos que ilustran ese incorrecto uso de la modalidad olímpica del “salto de protocolo”.
Dichas personalidades conocen mejor que nadie el valor del protocolo como herramienta de comunicación. Son plenamente conscientes de la importancia que tiene su presencia en los actos en los que participan, por eso se ajustan a las necesidades de los mismos respetando los tiempos de intervención y los programas marcados. Se adaptan también a los usos y costumbres de aquellos a quienes visitan y tratan de no incomodar con las suyas cuando ejercen de anfitriones.
Como buenos conocedores del protocolo respetan los símbolos propios y ajenos siendo plenamente conscientes del valor que tienen como representación de un colectivo. Saben agradecer la labor de quienes hacen posible que los actos en los que participan transcurran sin incidentes, ajustándose a la normativa existente en el caso de que sean actos oficiales y apoyándose en tradiciones, usos y costumbres que garantizan el correcto desarrollo de los mismos.
Además, el buen uso que hacen de esta disciplina los habituales “saltadores de protocolo” encaja con la flexibilidad del mismo ya que, contrariamente a quienes lo consideran rígido y anticuado, ellos saben que en su objetivo por facilitar la fluidez y cordialidad de las relaciones institucionales, el protocolo es capaz de adaptarse de forma natural a nuevas necesidades. Y, es precisamente esa flexibilidad la que les permite saludar de forma cordial al público que lleva horas esperándoles sin necesidad de saltarse nada.
Por tanto, la próxima vez que leáis o escuchéis que alguien se “salta el protocolo” sabréis que quien lo afirma está lejos de ser “campeón olímpico” en esta disciplina.
¡¡ESPERO VUESTROS COMENTARIOS!!
UN SALUDO.
BELÉN EGEA.
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