Toma las riendas de tu vida.
Son sólo dos letras pero cuestan tanto de pronunciar a veces… ¿A que sí?
Es muy importante saber decir que no, no sólo como forma habitual de comunicarnos con los demás cuando algo no nos hace sentir cómodos, sino porque lo que no queremos hacer nos define tanto como lo que sí queremos.
Muchas personas no saben decir no y pasan gran parte de su vida haciendo cosas que no les satisfacen. Lo hacen porque tienen miedo a decepcionar a otros, porque ceden al chantaje emocional o sencillamente porque no valoran su propia opinión y no saben si sus elecciones son válidas. Lo que les lleva a valorar más las opiniones ajenas y acabar en situaciones que no tienen nada que ver con ellos.
Y con esto, no me refiero a esas situaciones en la vida en las que uno tiene que hacer cosas que no le gustan, está claro. Sobre todo porque de todo se aprende y a veces, nos negamos en redondo a cosas que luego al conocerlas nos abren el cielo. Hay que saber ceder y dejarse llevar, probar cosas nuevas para conocerse a uno mismo… Me refiero a esas situaciones en las que decimos sí, cuando en nuestro interior sabemos que eso es traicionarnos y no reconocer nuestro valor como personas.
Lidera tu vida.
Por ello, es básico aprender a comunicarnos mejor. No sólo desde un punto de vista técnico sino a través de la Inteligencia Emocional que es la que nos ayudará a tomar las riendas de nuestra vida.
Si quieres llegar a tus objetivos, hay algo muy importante que debes saber, trazar un plan o dibujar un mapa de hasta dónde quieres llegar es básico, pero para ello es también relevante que sepas a dónde no quieres ir.
Cada vez que haces algo, dices algo o te metes en una situación que no te llena como persona, no te define como profesional o no es coherente contigo y por tanto con tu marca personal estás dando pasos en sentido contrario en tu mapa.
Tienes que seguir tu mapa y sólo desviarte si ves algo valioso que te mejora por el camino, no por algo que es valioso para otra persona. Si no sabes decir que no a lo que no quieres o no va contigo, no sigues tu plan de objetivos, sigues el plan de objetivos de otro…
Decía Steve Jobs que si tú no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes para los suyos…
Y es cierto, además en este caso hay un añadido, esta conducta de no saber decir que no, es algo inherente a la persona y no sólo lo hace en el ámbito profesional sino en el personal. Por lo que uno se encuentra haciendo cosas que le hacen sentir mal a cambio de nada, ni por un sueldo ni siquiera y se pone en situaciones que personalmente le hacen rebajar su autoestima.
Y la excusa de que “es que no sé lo que quiero” puede ser real cuando estamos empezando en algún ámbito de nuestra vida, pero a pesar de eso, todos nos damos cuenta cuando nos quieren involucrar en algo de si esa situación nos hace sentir bien o no. Si tiene que ver con lo que queremos y sabemos hacer, si nos ayuda a aprender y potenciar nuestro talento o si nos hará crecer como personas. Si la respuesta es no, ese no debe trasladarse a la otra persona para que entienda que con todo el respeto del mundo, declinamos su oferta o su petición.
Una persona asertiva,
Las personas asertivas son aquellas que defienden sus ideas, sentimientos, derechos, creencias y actitudes ante los demás sin experimentar ni ansiedad ni culpa por ello.
A veces, al “defender” nuestra posición nos pasamos o nos quedamos cortos. O lo hacemos en un tono beligerante porque nos sentimos atacados o acabamos cediendo porque no nos creemos con derecho a decir no. El caso es que no hace falta defenderse. No tienes que demostrar nada, no tienes que buscar excusas para nada. A veces, es que no y punto. Porque no puedes, porque no quieres, porque no crees que sea adecuado. Es verdad que hay situaciones en las que nos parece que no podemos elegir, pero tal vez si debemos decir mucho que sí a cosas que no están en nuestra sintonía eso nos deje claro que debemos revisar ese acuerdo previo. Porque por “lo que dirán” acabamos a veces en situaciones que nos suponen una clara rebaja de nuestra dignidad y que poco tienen que ver con nosotros.
Y no debemos sentirnos culpables. La culpa es un lastre pesado. Es mejor ser responsable. Asumir lo que eres y lo que quieres, las consecuencias de tus actos y de tus palabras y ser capaz de comunicar lo que quieres y lo que no.
Se puede decir todo desde el respeto. No podemos atarnos a situaciones que nos perjudican por no ser capaces de decir que no. Vivimos en una sociedad de personas adultas y libres que están capacitadas para aceptar con respeto lo que quieren los demás.
No debemos avergonzarnos de lo que decidimos. Debemos actuar como nos dictan nuestras creencias (siempre que sean del todo nuestras y no obedezcan a lo que otros creen que debemos hacer y nos limiten). Nuestra Marca Personal se construye con coherencia a nuestros valores.
No sólo te define lo que eres, también lo que no eres.
El proceso de comunicación de tu Marca Personal no es sólo tu perfil y Curriculum o lo que publicas en las redes sociales. Tu huella es todo aquello en lo que te involucras y que te va forjando como persona y profesional.
Cuando haces algo, eso se impregna en ti y deja huella en los demás. Si decides hacer algo que no te hace sentir bien, no lo harás con la actitud necesaria para contagiar ganas, entusiasmo y profesionalidad y transmitirás ese desánimo, esa incoherencia. Y también serás esa persona incoherente que hace cosas que no quiere hacer o para las que no tiene el perfil o no se siente cómodo haciendo…
Por tanto, la próxima vez que quieras decir no y digas sí, piensa en qué valores estás transmitiendo y qué imagen da eso de ti, no sólo como marca sino como persona… Porque lo que realmente importa es lo que sientes tú, la imagen de ti que vas a tener siendo incapaz de definirte.
Tú eres tu único juez, el más severo, sin duda, el que realmente sabe si hace lo que siente que debe hacer o se deja llevar por lo que piensan los demás.
Da igual si al final de esa situación indeseada te dan un premio o te aplauden a rabiar… No te engañes, no te aplauden a ti, le aplauden a alguien que no eres tú y que tiene otros valores, le aplauden a la máscara que te has puesto para poder soportar el trance.
Aprende a ser asertivo y confía en ti
Muchas veces hemos hablado de la necesidad de cambiar nuestro lenguaje corporal para ayudar así a cambiar nuestra actitud ante la vida… Eso te propongo.
Antes de enfrentarte a según qué situaciones, mira qué gestos haces y revisa tu postura corporal.
Si estás erguido y tranquilo. Si miras a los ojos y aguantas la mirada. Si sonríes amablemente y te sientes firme, seguro que la otra persona entiende que no es no. Que te vea convencido de ti mismo y no insistirá.
Lo digo porque a veces somos víctimas de chantaje emocional porque mientras decimos un “no” bajito, inaudible casi, nuestra cabeza está baja y nuestra barbilla toca el pecho y esa pose es un terreno abonado para que el otro entienda que vamos a ceder.
Y no se trata de ir con chulería, sino con firmeza, con seguridad. El aspecto que tiene una persona que cede cuando es necesario porque está abierto a aprender de los demás pero que es firme en sus convicciones.
Y a veces, créeme, con eso basta… Te sorprenderás de los efectos que tiene en otras personas alguien que confía en sí mismo, por no hablar de los efectos que eso tendrá en tu vida…
Es un trabajo importante de cada día que poco a poco da sus frutos…
Practica a decir no. Te lo mereces para llegar a ser tú mismo.
GRACIAS POR LEER ESTE POST.
SALUDOS
MERCÈ ROURA
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