El Patrocinio es una de las acciones que pueden formar parte de una estrategia de comunicación corporativa. Englobada dentro de Comunicación Externa persigue notoriedad e identidad de marca.
Partimos de la base, como relataba en el post anterior, de que la persona que trabaja en Comunicación debe conocer la empresa a la que pertenece como la palma de su mano. Si toda acción debe estar alineada con los valores de marca, el Patrocinio no lo es menos.
Con el Patrocinio buscamos una repercusión de imagen y a cambio aportamos una dotación económica o material a nuestro patrocinado. Eventos, redes sociales, prensa… serán algunos de los medios que transmitirán mi imagen asociada al patrocinado. Estamos, pues, ante una toma de decisiones importante, por eso previamente recomiendo tener creada una política de Patrocinios integral con valores afines a nuestra cultura corporativa y a nuestro público, tanto interno como externo, basada en territorios de alto seguimiento, con pautas innovadoras y diferenciales, y con unas bases para el retorno de la inversión.
Veamos algunas ventajas que suele proporcionar esta herramienta de comunicación:
– Reforzar la Reputación Social Corporativa de la empresa mostrando su preocupación y apoyo por determinadas actividades (culturales, deportivas, medioambientales, educacionales, sociales…)
– Mayor diversificación que la publicidad directa de la empresa. En este punto, hemos de valorar el alcance geográfico que vamos a tener (nacional, internacional, local, regional…)
– Psicológicamente, el público tiene una buena aceptación de los mensajes de Patrocinio
– Existen los llamados Patrocinios de reducción de impuestos que presentan ventajas fiscales importantes
Sin embargo, no debemos olvidarnos de valorar los riesgos, algunos pueden ser:
– Nuestra marca irá unida a un personaje, equipo, acto… por tanto se asociarán tantos los éxitos como los fracasos del patrocinado a mi marca
– Es preciso establecer un plan preciso y bien definido. No contar con la asesoría suficiente puede llevarnos al fracaso
– Medir el impacto de las acciones de Patrocinio y su rentabilidad real, no es tarea fácil
– Cuantificar que tenemos suficiente presupuesto para mantenerlo el tiempo adecuado a los objetivos perseguidos
– Riesgos físicos que puedan impedir la celebración de determinados eventos: climatológicos, agendas de personalidades,…
– Patrocinador y patrocinado deben tener una imagen coincidente de lo contrario estamos perdiendo tiempo y dinero
Para establecer la rentabilidad nos ayudará exigir al patrocinado: un dossier previo de los acontecimientos que tiene previstos celebrar, del tipo de exclusividad con el que contamos, del alcance de la audiencia y los medios, de quiénes son el resto de patrocinadores si es que los hay, del estilo de vida y proyección de valores de los públicos objetivos, del posicionamiento y notoriedad de mi logo.
Una vez controlados todos estos indicadores, estamos preparados para la firma de Patrocinio! Pero no olvidemos que no solo la empresa elige patrocinado, sino que el acto, persona, equipo… también puede elegirnos o no como Patrocinadores… pero eso ya será tema de otro post…
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Paco Castaño
16 febrero, 2015 de 13:14Muy interesante artículo, Piedad.
Enhorabuena y gracias por compartirlo en esta genial revista.
Nunca había leído de este tema tanto y tan bien estructurado. La verdad es que queda muy claro lo que hay que hacer, riesgos y ventajas del patrocinio.
Otra cosa es que a la hora de tomar la decisión se aplique lo que indicas y no nos dejemos llevar por la ilusión que nos haga que uno de nuestros ídolos (deportivos o del mundo que sea) patrocine nuestra marca. Y muy importante el efecto halo…si al final resulta ser un “viva la virgen” y un juerguista…a la vez que un estupendo marcador de goles …
Saludos