Comunic/Arte: un must para tu marca personal.
Saludos cordiales, amigo lector de Pruébate Magazine. Yo soy Vladimir Estrada, y agradeciendo muchísimo la oportunidad que me ha ofrecido la distinguida, reconocida y muy competente colega Marina Estacio para colaborar en este prestigioso e importante medio digital, estaré compartiendo contigo a partir de hoy un grupo de propuestas sobre temas de comunicación, con especial enfoque a dos ámbitos temáticos muy específicos: La comunicación en el personal branding, y la comunicación en las organizaciones del siglo XXI, ambos para mí apasionantes y requeridos de permanente investigación, exploración/aplicación de las mejores prácticas, y por supuesto, de mucho aprendizaje constante y compartido, en pos de la mejora continua que requieren estos tiempos –en términos del arte de la comunicación– en los campos mencionados.
Y para iniciar mi primera propuesta, te la presento (como debe ser) por su nombre y apellidos:
Comunic/Arte, un must para tu marca personal. Esta será una serie temática en la cual estaré abordando para ti diferentes aspectos del proceso comunicacional en el personal branding; desde la comprensión y asunción de su necesidad estratégica, pasando por la concepción y planificación del proceso de comunicación y su implementación misma, hasta la evaluación sistemática de sus resultados e impactos, y los procesos de mejoramiento de toda índole que deberían ser aplicados en los diferentes momentos y contextos abarcados. Y por supuesto, enfocándolo desde la perspectiva de la comunicación como arte, en sus acepciones “capacidad, habilidad para hacer algo”, y “conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo”. E incorporándole esta otra que se me ha ocurrido: “magia legítima y sin trucos para obtener resultados, haciendo las cosas con pasión, destreza, dominio y finura”. ¿Te gusta? ¡Puedes utilizarla! Y cítame, por favor; no cargues tú solo con la herética culpa del pecado.
La misma mirada daré al tema orientado a la comunicación en las organizaciones de hoy. Porque no es posible pensar en visión, misión, valores, diagnóstico, identificación y gestión de brechas, áreas de resultados clave, objetivos, estrategias, planes de acción, implementación y evaluación, sin considerar el rol protagónico y estratégico de la comunicación efectiva, multidireccional, productiva y pertinente que requieren utilizar los líderes organizacionales para asegurar la calidad de los procesos y el logro de los impactos de toda índole esperados. Y ello implica también, por supuesto, comunicar con arte: comunic/arte.
Importante: yo soy maestro de toda una vida (32 maravillosos años de un ejercicio rico y enriquecedor), pero aquí no esperes nada de academicismos. Sencillamente, conversación; la mejor que podamos construir entre tú y yo. No intentaré en modo alguno convertir este espacio en un curso o entrenamiento de comunicación, sino simplemente, lo abordaré como una oportunidad para que juntos analicemos, debatamos y procuremos incorporar a nuestras praxis algunas de las ideas que aquí estaremos discutiendo y mejorando juntos; o tal vez no incorporarlas, sino descubrir que no funcionan en tales o cuales contextos, y que deben ser sustituidas por nuevas y mejores… lo cual sería (será, espero) excelente para aprender y crecer juntos. Y la palabra clave es esa última: juntos. Este será (o al menos, así lo intentaré) un espacio para compartir sobre cómo comunic/arte en el personal branding, y en la gerencia y/o el liderazgo organizacional de hoy.
Un poquito de mí, en comunicación: escribo mucho y sobre todos los temas que disfruto, pero lo hago muy a mi manera, como puedes ver si revisas algo de la producción que aparece enlazada en mi espacio de colaborador. No soy muy amante ni apegado a reglas (de ninguna índole), aunque tampoco me la paso rompiéndolas; procuro convivir decentemente en las armonías posibles y en los respetos necesarios. No me ciño a lo que me dicen o prescriben que funciona, sino a lo que siento que mejor puede aportar al objetivo que persigo. Y si eso contraviene algunas reglas, pues… Yo nací sin ellas, y no me seguirán cuando me vaya; por ende, ellas pueden ser y estar felices sin mí.
Una excepción a todo lo anterior: la calidad formal de la escritura. Mis estudiantes han dicho siempre (y lo hacen hoy) que no pueden conmigo en este tema. Y yo tampoco puedo: cuando descubro que me he equivocado en una palabra (lo cual no es nada frecuente y lo digo sin vanidad ni alarde, sino como muestra de lo perfectible que soy y lo mucho que reviso, y reviso, y reviso, y además, reviso cada texto antes del click final -en este trabajo sobre blogging te lo pruebo con creces y una testigo-), me pego cabezazos en la pared, porque me gusta respetar para que me respeten, y hago cuanto me es posible por no dejar llegar errores al público que me distingue y honra leyendo lo que escribo. Entonces, me siento en el bendito derecho de pedir (exigir) lo propio. Así de sencillo. ¡Y se puede!
Un detalle aclaratorio: he introducido el término inglés must en el título de este post y de esta serie, porque me suena mejor que cualquiera de sus equivalentes en nuestro idioma para transmitir lo que quería expresarte, tanto en términos del texto como de su ritmo. No soy anglófilo en modo alguno, al contrario; mas no me niego a usar algún que otro anglicismo cuando me funciona… especialmente, sabiendo que nuestra lengua se llena de ellos cada vez más, particularmente en temas de índole académica o profesional (¿mencioné que soy docente, investigador, consultor y comunicador en personal branding?)
En este instante, he consultado el contador de palabras de Google Docs y ando por 912. Cumpliendo con los estándares del medio, me quedan unas 300/350 para transmitirte un par de ideas clave; este es el primer artículo, me estoy presentando ante ti junto con mis propuestas, y seguramente la gentil Marina transigirá conmigo si me excedo un poco. Pero quiero ser fiel al concepto y diseño de Pruébate Magazine que me parecen fantásticos, y como además, pretendo proponerte el segundo y tal vez el tercer post antes de fin de año, seré preciso y conciso (y espero que también con seso).
1015 palabras: ¡Avanza, Vlady! (así me dicen mis cercanos).
Muy bien. Se trata de esto:
Seas lo que seas, trabajes en lo que trabajes, y sea cual sea tu proyecto de vida y tu objetivo estratégico, no puedes materializarlo ni conseguirlo sin un ejercicio efectivo y pertinente de la comunicación. Porque en esta nueva época no podemos nada solos. Y el único modo de que quienes te rodean sepan quién eres, lo que sabes y sabes hacer, lo que haces, lo que quieres, lo que debes, lo que puedes, y cómo harás las cosas, y qué requieres de ellos, y qué les aportarás, y cómo pueden involucrarse y contribuir, y cómo va saliendo todo, y cuáles son las mejoras requeridas, y qué tanto se ha logrado, y lo bien que lo han hecho y lo feliz que estás, etc., etc… es haciéndoles saber al respecto de modo explícito o implícito (o ambos). Y solo puedes hacerlo comunicando. No informando, sino comunicando. Lo cual es un proceso, como mínimo, bidireccional, pero que debería ser siempre, en aras de la efectividad (eficiencia + eficacia), de la calidad y del impacto, multidireccional.
Y cuando ello se trata de tu marca personal (en cualquier ámbito profesional en que actúes), y muy especialmente, si tu marca personal marca a otras personas en el ejercicio del liderazgo gerencial, los requerimientos de efectividad en tu ejercicio de comunicación se multiplican por millones. Porque el impacto –positivo o negativo– de lo que eres, haces y logras (o sea, de tu marca personal) puede llegar a millones de personas, según sea el alcance de tu actividad y/o de tu organización. ¡No puedes, por tanto, equivocarte en eso!
Comunica bien. Comunica con deseos de hacerlo bien. Comunica con ganas de que te reciban, procesen y valoren bien. Y sobre todo, comunica siendo tú, desde lo que eres, haces y logras. Desde tu esencia y con tu voz propia. Tu mensaje de marca personal, ese que comunicas, marca e impacta a las personas a tu alrededor. Sobre eso estaremos conversando desde hoy aquí, tú y yo, nosotros dos.
¡Un gran abrazo!
VLADIMIR ESTRADA.
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