Lo que hoy en día representa la camisa blanca poco tiene que ver con lo que representaba en los inicios de esta prenda.
El primer uso de la camisa blanca era el de servir como ropa interior, ya que ésta carecía de botones, por tanto servía únicamente para cubrir el cuerpo antes de colocar las prendas de la parte superior.
Como ocurre con tantas otras cosas de origen humilde, una vez la camisa blanca dejó de servir como prenda interior quedando al descubierto como prenda exterior, empezó a asociarse a la máxima distinción.
Sólo hay que fijarse en qué tipo de personas lucían esta camisa: académicos, políticos, aristócratas, intelectuales, etc. Lo que todos ellos tenían en común era que sus trabajos no implicaban mancharse las manos y sus camisas lucían por tanto impecables. Es decir, sólo aquellos que desempeñaban trabajos intelectuales y no físicos, eran quienes portaban estas camisas.
En la actualidad, de entre todos los colores de camisa, el color blanco sigue gozando del privilegio de ser el que representa la máxima distinción, poder, autoridad y estatus. Es por ello que, muchos políticos acertadamente utilizan este color de camisa.
Cabe citar a representantes políticos como Barack Obama (Presidente de Estados Unidos) y François Hollande (Presidente de la República Francesa) quienes utilizan la camisa blanca en la mayor parte de sus estilismos, no dejando de transmitir nunca el poder que representan.
Tenemos otros casos como Mariano Rajoy (Presidente del Gobierno de España) quien utiliza el color blanco no en todos sus actos, sino en aquellos que por su importancia quiere transmitir los valores arriba indicados; en cambio, para otro tipo de actividades luce colores como el azul claro que le hacen proyectar una imagen algo más relajada y cercana.
En las cumbres internacionales, la mayor parte de los dirigentes políticos optan por la camisa blanca ya que con ella quieren representar la máxima imagen de poder como persona y como país al que representan.
Además, el color blanco es símbolo de limpieza, pulcritud, impecabilidad. Por ello, lucir una camisa de este color hace que quien la lleve sea percibido como una persona digna de confianza.
Como ocurre con la vestimenta en general, la camisa blanca se convierte en una poderosa herramienta de comunicación de la que disponen los políticos y de la que hacen uso para proyectar, de cara al exterior, la imagen de máxima autoridad y honestidad.
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