Ayer fui a dar una conferencia sobre Humorweaning (Coaching con Humor) en Barcelona. La sala estaba abarrotada, con una asistencia desbordante, hordas desenfrenadas de personas queriendo escuchar sobre el tema (o por lo menos así las veía yo); y digo que así las veía porque justo antes de entrar al escenario sentí cómo mis manos empezaron a sudar de manera incontrolada (aun con el aire acondicionado a tope), me descubrí con la boca tan seca que no podía pronunciar ni una palabra, las piernas me temblaban literalmente de tal forma que me era difícil mantenerme de pie, sentía como unos corrientazos en la panza que pensaba que me iba casi a desmayar (el sistema parasimpático estaba a su bola, lo cual no era muy simpático), el corazón se movía con tal fuerza que de momentos pensaba que se me salía del pecho. Me encontraba literalmente petrificado justo unos minutos antes de pararme frente a un público ansioso por saber qué traía este venezolano con una charla con un nombre tan raro (Humorweaning).
Recuerdo que la encargada de la sala me dijo con esa voz tan honesta que tienen algunos catalanes: “No quiero ofenderte, pero ya te digo yo, que como salgas allí con esos nervios la gente igual como entró salió”. Lo que me hizo sentir mucho más relajado. Luego la misma chica me preguntó “¿Es tu primera vez en Barcelona?” A lo que yo le respondí, sin dejar de tener la mirada perdida en un punto al infinito: “No, ya había estado nervioso antes en esta ciudad”. De pronto sentí como si el cielo abriera un espacio para mí en ese momento frente a esa reveladora pregunta “¿Es tu primera vez en Barcelona?”. Había caído en cuenta que ya había experimentado todas esas sensaciones días antes, cuando luego de haber pasado una semana en Madrid llegue a casa y ¡Vi a mi mujer nuevamente! Es que cuando la vi después de tanto tiempo sentí exactamente los mismos síntomas que estaba yo sintiendo antes de empezar mi conferencia. Y fue cuando advertí que no era nervio, ni miedo lo que sentía; lo que sentía sin más ni menos era Amor. Estaba enamorado de sentir que había tanta gente curiosa queriendo escuchar sobre esta propuesta de humor, y ese “enamoramiento” me hacía paralizar pues no quería entorpecer las expectativas de los asistentes.
Finalmente salí al escenario y la gente de solo verme tan nervioso o tan enamorado soltaron carcajadas incontrolables, y en la medida que yo pretendía ocultar mis temores o mis amores la gente se reía mucho más. ¿Cuántas veces andamos por la vida así? Esa tarde se me veían las costuras por todos lados, estaban allí, eran evidentes y la vulnerabilidad que presenté ese día abrió camino ancho a esa cosa que llaman Honestidad. Menudo regalo para mí, recordar mi capacidad para hacer reír y hacer pasar bien a las personas a través de mostrar mis vulnerabilidades, a través de mostrar lo que soy incluyendo mis debilidades; y como dicen en mi pueblo “Esto es lo que hay”.
Lo bonito de “Lo que hay” es que ese “Lo que hay” es siempre cambiante, queramos o no queramos cambias y cambiarás. Por ello cada vez que comunicas tus ideas es como si fueses una persona nueva y tienes una nueva oportunidad para adaptarte desechando lo viejo y recibiendo lo nuevo; matando lo obsoleto y reviviendo lo novedoso. Y así se va por la vida muriendo un poco todas las noches y viviendo un poco más todas las mañanas; pues tu mensaje eres tú. Es decir el mensajero y el mensaje; el contenido y el continente son exactamente lo mismo. Tú eres “Tú”, y tu “Tú” es tuyo no mío ni de nadie más, es solo tuyo. Sin embargo al ser tuyo, estoy yo y todos los demás también involucrados contigo porque es Tu-Yo. Si logras comprender este trabalenguas que se resumen en la frase “Esto es lo que hay” habrás comprendido que todo lo que comunicas tiene que ver con todos y que todos reciben la información y la procesan de forma diferente en momentos diferentes, por lo que sería un despropósito intentar “luchar” para imponer tu mensaje.
Pues tu mensaje se acomoda a las experiencias, los conocimientos, los valores o los Espíritus de los demás. El mensaje siempre será adaptado por quién lo recibe, hacernos conscientes de esta capacidad de ser flexibles, tan flexibles como el agua es lo que nos acerca a nuestro sentido del humor. El humor es tolerante, respetuoso, amable, flexible, el humor todo lo puede e incluso todo lo soporta. Hacer las cosas con humor es hacerlas con el corazón pensando en el otro, tiene como objetivo que pueda el otro brillar aunque tú te veas opacado. Tiene que ver con servir y vivir sirviendo; a mí siempre me gusta promocionar la idea de que la única manera de servir para algo en la vida es servir a los demás. El humor supone enfocarnos en el otro. Aquella conferencia en Barcelona fui yo a hablar precisamente del humor y la gente rió desde el primer momento hasta el final gracias a mis “debilidades”, a mis vulnerabilidades, de esto se trata comunicar con humor; es como negarte tú para que crezca el otro ¿Se entiende? Si no se entiende te voy a dar un truco, no lo llames Humor, llámalo Amor que es exactamente lo mismo. Poner todas tus energías para ayudar a los demás a través de tu propia capacidad para ser flexible tiene que ver con el sentido del Amor o del Humor, ¡Ya no sé cómo llamarlo!
Escribiendo para ti en este post, y a propósito de conferencias, he recordado que hace años fui a dar una conferencia sobre Humor y Talento (Humorweaning) en mi amada Caracas (Venezuela) y cuando entré al auditorio recibí la sorpresa de que solo había dos personas en el público de la cual una era mi madre. Sin embargo con toda mi entrega me paré en el escenario y dije: “¡Hoy no hay sino solo dos personas en esta audiencia, pero ustedes no se preocupen yo soy un profesional, yo vine a ofrecer esta ponencia para miles de personas o solo para una; por lo que pueden estar seguros todos, que esta tarde contaré mis mejores y más fascinantes anécdotas para ustedes dos con todo mi amor!” Mi madre aplaudió mientras la otra persona decía a viva voz “cuente sus mejores y más fascinantes anécdotas con todo su amor rápido, que cuanto antes termine, antes podré terminar de limpiar la sala para irme a mi casa”.
¿Quieres saber qué hice yo? Entonces primero cuéntame ¿Qué hubieses hecho tú si te hubiese pasado lo mismo?
GRACIAS POR LEER ESTE POST.
ESPERO VUESTROS COMENTARIOS.
SALUDOS,
FREDDY SALAS
Para ser el primer@ en enterarte de todas las noticias, entrevistas, artículos, consejos… publicados en PRUÉBATE MAGAZINE…
¡Suscríbete gratuitamente a nuestro boletín!
En el momento en el que te suscribas recibirás de regalo, a través de tu correo electrónico, el vídeo tutorial: “El saludo: el arte de dar la mano”, por Marina Estacio.
Más información.